jueves, 20 de diciembre de 2007

El diseño gráfico en México… atrapado en su propia indefinición.

Hace aproximadamente un par de años, un grupo de alumnos me invitó a participar en un evento de diseño como conferencista, –evento que lamentablemente no se llevó a cabo– preparándome para dicho evento solicité un poco de ayuda de cuanta gente pude echar mano, la ayuda consistía en que me dieran su definición de lo que es el diseño gráfico. Este ejercicio lo realicé con diseñadores, estudiantes de diseño y con gente que, aparentemente se encuentra fuera del ámbito del diseño –la verdad es que nadie puede estar exento– y pude percatarme que algunas definiciones estaban muy alejadas de lo que desde la práctica del diseño yo definiría como tal.
El quid del asunto está en que nadie tiene la menor duda a qué se dedica un médico o un arquitecto, pero... ¿la gente sabe a qué se dedica un diseñador gráfico?
Para mí es claro que el diseño gráfico está compuesto de tres partes esenciales: una parte artística, una parte científica o teórica y una parte técnica o tecnológica, en donde ninguna debiera ser mayor o más importante que las otras, es decir, repartamos el pastel en tres partes iguales para que esto se vuelva una fiesta de la tejné del diseño. No obstante, la mayoría de las personas, incluyendo diseñadores y universidades, no lo ven así; mientras algunos le dan más valor a la parte artística, otros le dan más valor a la parte técnica dejando en último lugar a la parte científica –esto si es que alguien lo llega a considerar– .
Todos los diseñadores gráficos y estudiantes de diseño deberíamos estar preocupados por esta situación ya que deja al diseño parado sin un punto de apoyo sólido y esto se refleja en la situación laboral.
En mi reciente regreso a la Ciudad de México me aboqué a la búsqueda de empleo, pude percatarme que cada vez son más la cantidad de requisitos que se solicitan para que un diseñador ocupe una vacante y lo peor de todo es que se privilegia la parte tecnológica, lo que más le interesa a las empresas es la cantidad de programas que la persona en cuestión maneje y ahora también ha cobrado una gran relevancia la cantidad de códigos de programación que el diseñador conozca (HTML, CCS, PHP y un largo etc.). Una vez cubierto el requisito tecnológico se da lugar a la apreciación artística –por gente que de arte sabe muy poco– para ver si el personaje en cuestión cuenta dentro de su portafolio con cosas “bonitas”, así que el diseñador se ve sometido a un escrutinio irrestricto y todo esto para percibir un sueldo raquítico. Después de todo esto me surgen preguntas… ¿dónde está la esencia del diseño? ¿dónde queda aquello que le da valor, aquello que permite que aparezca determinada forma que comunica lo necesario? ¿dónde están los argumentos semiótico-retóricos que le permiten ser, existir y sobre todo persuadir? La gente no los ve y lamentablemente los diseñadores, si es que los conocen, no los consideran ¿a dónde nos estamos dirigiendo… a ser esclavos de los mercadólogos –y no es algo en contra de los mercadólogos– por que no hemos sabido delimitar nuestra disciplina y enseñarle a los demás cuál es la labor del diseñador?
A donde quiero llegar es a que debemos darnos cuenta de la gran necesidad de una preparación y actualización constantes en las tres partes de la esencia del diseño, porque la teoría (cientificidad) del diseño no reside de manera exclusiva en cuestiones compositivas y dicha cientificidad ha sido borrada del mapa. También es necesario que en esta rebanada teórica-científica empecemos a buscar mejores sazones y sabores y estas nuevas sensaciones se llaman INVESIGACIÓN. Si queremos que nuestra disciplina siga valiendo la pena debemos tomar cartas en el asunto.
Tenemos que aprender del pasado y de cómo el diseño gráfico llegó a estar en la incómoda posición en que se encuentra hoy en día –el que no lo vea es porque no lo quiere ver–. Hace bastantes años que me gradué y cuando me vi en la realidad laboral me di cuenta de que la preparación que me habían dado en la Universidad era harto insuficiente y si hoy me preguntaran si considero que mis exalumnos saldrán preparados para enfrentarse al ejercicio laboral en un entorno global que despedaza al que se deja, contestaría con un rotundo ¡no! ¿No acaso se supone que las universidades son las facilitadoras de la preparación? Es tiempo de que las universidades empiecen a ver a futuro aprendiendo del pasado para actualizar, modificar y perfeccionar sus planes de estudio con la finalidad de delimitar el ámbito del diseñador y que cuando se pregunte qué es el diseño se deje de decir… “pues para mi es…”
Por supuesto que no es cuestión exclusiva de las universidades los alumnos también tienen tarea que hacer si quieren tener armas para luchar en este mundo tan competitivo.

lunes, 17 de diciembre de 2007

De vuelta al DeFectuoso

Hace aproximadamente un mes volví de una "aventura" de vida de cuatro años por tierras colimenses, durante ese tiempo me mantuve un tanto alejado de las cuestiones que, en el ámbito profesional son trascendentes para mí y ahora que vuelvo a esta selva de asfalto me encuentro con que tengo que trabajar el doble si espero subsistir... No me arrepiento de haberme ido -como tampoco de regresar-. La vida en Colima me ha dejado grandes experiencias y grandes aprendizajes y sobre todo fue ahí donde mi esposa y yo hemos recibido uno de los más grandes regalos que Dios nos haya dado... nuestra pequeña hija.
En esta nueva experiencia de "bloggero" espero poder aportarle algo a quien quiera que llegue a este lugar, donde trataré de volcar mis experiencias como diseñador así como expresar mis opiniones de alguno que otro tema de actualidad...
Sean ustedes bienvenidos...